Un juez de Bilbao ha condenado a cuatro meses de prisión y 348,33 euros de indemnización a un hombre por un delito de maltrato animal por disparar y atravesar con una barra a un perro en la localidad vizcaína de Bedia. Según recoge la sentencia emitida por el Juzgado de lo penal número 5 de la capital vizcaína, el perro mestizo de mastín con labrador conocido con el nombre de ‘Txispa’, cuya responsable es la Asociación Socorro Animal Amigos Milord (ASAAM), que tiene una finca próxima a la del acusado, un pastor de ovejas.

El pasado 10 de agosto de 2011, el perro se coló en la finca del pastor. Éste estaba convencido que días antes, ‘Txispa’ había mordido a alguna de sus ovejas. La sentencia declara probado que el pastor «cogió una escopeta y disparó en dos ocasiones» contra el animal. Para rematarlo, lo atravesó «con un objeto puntiagudo hasta la aorta, rompiéndole dos costillas».

Una «agonía atroz»

Una de las voluntarias de ASAAM encontró el cadáver del animal tras seguir un reguero de sangre. El veterinario encargado de realizarle la autopsia aseguró en su día que el perro padeció «una agonía atroz».

Por ello, el juez ha condenado al pastor a cuatro meses de prisión y a pagar una indemnización a la voluntaria de ASAAM de 348,33 euros, por el traslado de animal y los gastos de asistencia veterinaria. Sin embargo, en la práctica no ingresan en prisión aquellas personas que son condenados por primera vez a un delito cuya pena no supera los dos años de cárcel.

Fuente: elcorreo.com

Desde el Centro Legal para la Defensa de los Animales consideramos que, tanto la pena de prisión impuesta en este caso, como la pena máxima tipificada en el Código Penal, son totalmente insuficientes. Por otra parte, queremos llamar la atención sobre el hecho de que el condenado es pastor, por lo cual es partícipe de la explotación y muerte de animales. Ahora bien, dicho hombre sencillamente está contribuyendo a satisfacer la demanda de productos de origen animal que existe a día de hoy por parte de ciudadanos. La muerte de este perro suscita indignación social, pero la misma indignación debería suscitar la muerte de las ovejas y el resto de animales que sufren en las granjas, y que posteriormente son enviados al matadero. Todos ellos son individos con la capacidad de sufrir y disfrutar, por lo que deben ser tenidos en consideración moral.