El pasado 18 de mayo, se celebró el juicio contra los menores de edad de Torreorgaz (Cáceres), acusados de haber torturado hasta la muerte a una burra.

En la sentencia se condena a los acusados a la prestación de 52 horas de trabajos a la comunidad, tras el acuerdo entre la Fiscalía y los abogados de los acusados. Si bien los medios de comunicación han hablado de una multa de 375 horas, parece que en realidad esta es la indemnización que tendrán que abonar al que era el propietario de la burra, basándose en el valor económico de la misma en el mercado.

La sentencia ha caído como un jarro de agua fría entre miles de ciudadanos que seguían con atención a este caso. Condenar a quienes torturaron hasta la muerte a una burra, siendo totalmente conscientes de lo que hacían, a una pena de 52 horas de trabajos a la comunidad resulta para muchos una burla de lo que debería ser la justicia.

Sin embargo, sentencias como este no son más que el reflejo de una sociedad especista, que no tiene en cuenta los intereses de los animales. En una sociedad como la nuestra, los avances legislativos siempre serán tremendamente suficientes para defender a los animales, precisamente porque la mayor parte de los ciudadanos discriminan a los animales a diario. Solamente podrás dar pasos importantes hacia una sociedad más justa para todos si rechazamos el especismo, y si vivimos de una manera coherente con dicho rechazo.